Magdala es un antes y un después en mi vida espiritual

No todos podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con gran amor.

Mariana Oliva

|

28 de julio, 2025

Leer el articulo

Magdala es un antes y un después en mi vida espiritual

No todos podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con gran amor.

Mariana Oliva

|

28 de julio, 2025

Leer el articulo
Journal
>
Voluntarios
>

Magdala es un antes y un después en mi vida espiritual

Magdala no es solo un lugar físico. Para mí, ha sido un espacio interior, un momento en mi vida donde Dios me ha hablado de muchas maneras: a través de personas, de circunstancias… pero, sobre todo, en el silencio.  

Estar en Tierra Santa, especialmente este último mes con la reciente escalada del conflicto bélico en el Medio Oriente, donde hay tanto ruido exterior —por las noticias, las diferencias culturales, las distintas perspectivas— pero al mismo tiempo vivir en Magdala, con ausencia de peregrinos y falta de movimiento constante, me llevó inevitablemente a mirar hacia dentro. Y, paradójicamente, mientras todo afuera era tensión, por dentro empezaba a formarse un espacio de silencio.  

Como voluntaria, esta experiencia me impactó de una manera muy distinta a lo que habitualmente se vivía en Magdala en tiempos anteriores. Por ejemplo, he escuchado de otros voluntarios que antes se recibían aproximadamente 2,000 peregrinos por día, lo que llenaba el lugar de vida y movimiento constante. Sin embargo, en medio del silencio y la ausencia actual, aprendí que el silencio no siempre es sinónimo de vacío; muchas veces, es el lenguaje más profundo y claro con el que Dios se comunica con nosotros. Fue en esa quietud, en medio de la incertidumbre y el desasosiego, donde sentí que Él me habló de manera personal y profunda, no a través del bullicio de lo cotidiano, sino desde lo escondido y lo íntimo… tal como lo hizo con María Magdalena, llamándome por mi nombre.  

La historia de María Magdalena me conmueve bastante porque refleja una experiencia humana universal: la lucha interna entre el pecado y la redención, entre la oscuridad y la luz. Muchos nos identificamos con ella porque, todos en algún momento hemos sido cautivos de placeres, decisiones equivocadas o circunstancias que nos alejaron de lo que realmente da vida: Jesús.  

Jesús nos muestra que no importa nuestro pasado, sino la apertura de nuestro corazón para recibir su amor y su gracia. María Magdalena, con su transformación, es un ejemplo de que nadie está fuera del alcance de esa misericordia. Por eso, al caminar en este lugar, siento la invitación a vivir con un corazón dispuesto a servir y a amar como Él lo hizo,  

Cuando veo la belleza de la sinagoga, imagino Jesús caminando por las calles del primer siglo con la intención de entrar en la sinagoga, sanar y restaurar almas hambrientas y sedientas de Él. Eso me motivó a venir a Magdala y buscar el espíritu de Dios y de servicio. Aunque no son multitudes de peregrinos a quienes puedo servir, creo que, en la cotidianidad, junto a los pocos compañeros voluntarios, trabajadores y sacerdotes, está la oportunidad de ver con ojos de amor a cada persona a mi alrededor. Como expresó Santa Teresa de Calcuta:  

“No todos podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con gran amor.”

Descubre más artículos de esa categoría

También te puede gustar.