San Mateo Apóstol

Mateo, cuyo nombre significa “don de Dios”, conoce un nuevo mundo en el que el amor y la misericordia están por encima de todo.

Equipo de Magdala

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26 de noviembre

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Mateo, cuyo nombre significa “don de Dios”, conoce un nuevo mundo en el que el amor y la misericordia están por encima de todo.

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San Mateo Apóstol

Estamos a punto de empezar un nuevo año litúrgico en un nuevo ciclo (el A) y, por lo tanto, una nueva peregrinación virtual que nos llevará a recorrer la Tierra Santa de la mano de otro evangelista, San Mateo, autor del primer libro del Nuevo Testamento, más conocido como el “Evangelio de la Iglesia” de los primeros siglos por ser el único que usa el concepto “Iglesia”.  

Lo primero que sabemos de él, llamado Leví de Alfeo, es que es un publicano o recaudador de impuestos contratado por el Imperio Romano. Por lo tanto, es considerado pecador y repudiado por sus compatriotas, los judíos. Su vida transcurre entre números y monedas hasta que un día Jesús se acerca a su mostrador y le llama para seguirle. Entonces, Leví sin dudarlo se levanta y lo deja todo ante el asombro de todos. Él mismo describe su vocación (Marcos y Lucas también lo harán) y se convierte de Leví el publicano a Mateo el discípulo, más tarde uno de los Doce Apóstoles.

Mateo, cuyo nombre significa “don de Dios”, conoce un nuevo mundo en el que el amor y la misericordia están por encima de todo. Es testigo de las palabras y obras de Jesús y toma nota para, años más tarde en torno al año 80, redactar el evangelio (será el primero de los cuatro). Y lo hará de una forma estructurada en siete partes: la primera dedicada a la infancia de Jesús, la última a la Pasión y Resurrección, y las cinco centrales dedicadas al Reino de Dios (que Mateo llama “Reino de los Cielos”). En cada una de ellas, encontramos una sección narrativa introductoria y un discurso que nos ayudan a entender mejor lo que Mateo quiere transmitir.

Mateo redacta su Evangelio en arameo por dirigirse al pueblo judío de la Palestina de Siria del siglo I y añade numerosas citas del Antiguo Testamento para así “convencer” al pueblo judío que Jesús es el Mesías, el Cristo que esperan, y que en Él se cumplen las profecías de las Escrituras. Muy pronto, será traducido al griego.

Tras la Ascensión de Jesús a los cielos, Mateo viaja a Judea y, después, a Etiopía donde predica y funda iglesias, y según la tradición, es martirizado con una espada mientras celebraba misa. Sus restos se veneran en la Catedral de Salerno, Italia. Su fiesta se celebra el 21 de septiembre y es el patrón de los inspectores de hacienda, banqueros, contables y funcionarios de aduanas.

En el arte es representado, como podemos apreciar en el logo de la nueva peregrinación virtual, como un hombre alado o ángel. Este símbolo, que procede de la visión de Ezequiel (Ez 1, 5-10), se atribuye a Mateo por tratar en las primeras páginas de su Evangelio sobre la genealogía de Jesús a quien presenta como el Hijo del Hombre. Así, el evangelista representa la conexión entre la humanidad y la divinidad de Cristo.

Hemos de agradecer a San Mateo que, inspirado por el Espíritu Santo, nos haya compartido por escrito lo que él vio y oyó. El encuentro con Cristo es un punto de inflexión en su vida pues pasa de ser una persona totalmente aislada y despreciada a ser una persona querida y acogida; de ser recaudador de impuestos para el César a ser recaudador de almas para el reino de los cielos; de contar números y monedas a contar los milagros y enseñanzas de Jesús. ¡Gracias San Mateo!

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