Tierra Santa ha atravesado recientemente un periodo de tensión e incertidumbre.
Aunque la situación parece comenzar a estabilizarse tras el cese al fuego, las últimas semanas han dejado huella en la vida cotidiana de este lugar. En Magdala, también hemos sentido el impacto de estas circunstancias complejas.
Hoy, el silencio se siente más presente.
No hay peregrinos recorriendo el atrio de las mujeres, ni huéspedes despertando frente al Mar de Galilea. El sitio arqueológico permanece cerrado, y muchos de nuestros colaboradores han tenido que quedarse en casa. La actividad se ha reducido al mínimo, y con ella, también nuestros recursos.
Un pequeño grupo de personas sigue aquí, con el corazón firme, sosteniendo el día a día con esperanza y entrega. Algunos voluntarios continúan caminando con nosotros. Las misas se siguen celebrando y transmitiendo todos los días. Los espacios se siguen cuidando con amor y dedicación.
Ahora más que nunca, la oración en Magdala no se detiene. Magdala sigue viva.
Porque Magdala no es solo un lugar físico.
Es un signo de fe.
Es una llamada.
Es una barca que, incluso cuando el mar está agitado, no deja de remar mar adentro
Este año jubilar, dedicado a la esperanza, nos recuerda que confiar en Dios no significa negar la dificultad, sino creer firmemente que Él no abandona su obra. Esa esperanza —firme, paciente y activa— es la que queremos seguir viviendo desde Magdala.
En este contexto, la llamada a Duc in Altum —rema mar adentro— resuena más fuerte que nunca. Es una invitación a no detenernos, a confiar, a lanzarnos de nuevo, incluso en medio de la incertidumbre.
Inspirados por esta convicción, queremos invitarte a formar parte del Encounter Magdala 2025, que celebraremos del 22 al 26 de julio en Madrid, bajo el lema:
“Remando hacia la esperanza.”
Será un espacio de encuentro, comunidad y misión. Una oportunidad para mirar juntos al horizonte, confiando en que Dios sigue obrando incluso cuando no lo vemos con claridad. Regístrate para participar en el Encounter Magdala 2025, haz clic aquí.
Y si no puedes estar con nosotros físicamente, hay muchas formas de seguir remando junto a Magdala:
Con tu oración.
Con tu cercanía.
Y, si puedes, también con tu apoyo.
Tu apoyo es más que una contribución: es un acto de esperanza.
Gracias a ti, quienes mantienen vivo Magdala pueden seguir su trabajo con corazón y fuerza.
Cada aporte sostiene el cuidado de este espacio sagrado y alimenta la llama de fe que desde Galilea se extiende al mundo entero.
Si te gustaría hacer una contribución para apoyar a Magdala, haz clic aquí.
Cuando decides acompañarnos, no solo ayudas a mantener un lugar, sino que te conviertes en parte de una comunidad que rema junta hacia la esperanza.
Gracias por no soltarnos la mano.
Gracias por seguir remando con nosotros, con la esperanza puesta en Cristo. Magdala sigue viva. Y tú eres parte de ello.
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