En la antigüedad, las campanas formaban parte de la vida cotidiana. Su función principal era servir como señal acústica, aunque dependiendo del contexto podían tener diversos usos. En las excavaciones de Magdala se han encontrado pequeñas campanas de bronce, la mayoría en contextos de los siglos I y II d.C. Pero, ¿es posible conocer con precisión su uso y procedencia?

Las campanas de bronce eran objetos comunes en la antigüedad, especialmente en el mundo romano durante el periodo imperial, y fueron utilizadas y comercializadas en todo el Mediterráneo. Un ejemplo de esto es el naufragio de Cesarea Marítima, donde se hallaron cerca de quince campanas metálicas.

La mayoría de las interpretaciones sobre el uso de estas pequeñas campanas tienden a relacionarlas con una función apotropaica (es decir, como elementos para ahuyentar el mal) Era común su uso como tintinnabula, una especie de móvil de viento que, al sonar, alejaba a los malos espíritus. Sin embargo, ¿habría estado permitida esta práctica en el judaísmo antiguo?

Seguramente, el uso de tintinnabula con representaciones artísticas antropomorfas no habría sido aceptado en el judaísmo, pero el signo acústico con función ritual sí existía en la tradición judía. Por ejemplo, en Éxodo 28 se describe la vestimenta de los sacerdotes, quienes debían llevar una túnica azul con pequeñas granadas y campanillas de oro en el borde inferior:

“Las campanillas de oro y las granadas han de alternarse alrededor del borde del manto. Aarón deberá llevarlo cuando ministre. El sonido de las campanas se oirá cuando entre al Lugar Santo ante el Señor y cuando salga, para que no muera” (Éxodo 28:34–35).

No obstante, las campanas encontradas en Magdala distan mucho de parecerse a las campanillas (o cascabeles) de oro utilizados por los sacerdotes del Templo. Entonces, ¿cuál habría sido su función?

Muy probablemente, su uso era de carácter práctico, acorde con el contexto local. Es posible que sirvieran con fines acústicos: como objetos musicales para calmar a un niño, para llamar la atención a cierta distancia, o como señal sonora colocada en el cuello del ganado. De hecho, en la Mishná se mencionan algunos de estos usos, sobre todo en relación con las restricciones del Shabat. Dado que está prohibido hacer sonar instrumentos musicales durante ese día, las campanas no deben producir sonido "incluso si es para calmar a un ñino" (Mishné Torá, Shabat 23:4). Tampoco se permite sacar al ganado si lleva campanas en el cuello, aunque estén tapadas para evitar el ruido (Mishná Shabat 5:4).

Aunque el uso de las campanas puede ser variado, el contexto de Magdala (un poblado mayoritariamente habitado por población judía, situado en la región de Galilea) sugiere que estas campanas estaban destinadas a usos cotidianos en un entorno rural.

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