Hasta el siguiente Rabbuní...

Ver el amor misericordioso de Cristo reflejado en cada uno de nosotros

Lucero Ross

|

28 de julio, 2025

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Hasta el siguiente Rabbuní...

Ver el amor misericordioso de Cristo reflejado en cada uno de nosotros

Lucero Ross

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28 de julio, 2025

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Experiencia Magdala
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Hasta el siguiente Rabbuní...

Parece increíble que ya haya concluido esta edición del Encounter Magdala, cuando parece que fue hace apenas unos meses que comenzamos a organizarla. He tenido el privilegio de colaborar como coordinadora desde la edición en Tierra Santa en 2023, pasando por Puebla en 2024, y ahora en Madrid, España. En cada lugar, he sido testigo del amor de Cristo manifestado en cada uno de los participantes y en todos los que colaboramos en esta obra.

Lo que hemos vivido estos últimos días es algo difícil de describir con palabras. Han sucedido tantas cosas que resumirlo en un solo espacio sería injusto. Podemos planear un buen programa, invitar excelentes ponentes, cuidar cada detalle… pero nunca sabemos realmente lo que va a suceder. No sabemos si los asistentes conectarán con lo que hemos preparado, si saldrán felices de una charla, si todo seguirá el cronograma o si surgirán imprevistos. Y sin embargo, siempre recordamos que este evento no es nuestro. Somos simples instrumentos, colaboradores de Cristo. El Encounter Magdala le pertenece a Él, y nada sucede sin que Él lo permita. Este encuentro no tendría sentido si no lo viviéramos desde la fe, con la oración como motor de todo, permitiendo que la gracia de Dios actúe… y sin duda, lo ha hecho, de una manera profundamente personal para cada uno.

Una de las cosas que más disfruto al colaborar en el Encounter Magdala es ser testigo de la transformación de los peregrinos. Ver a quienes llegaron con dudas, nervios o con el corazón cerrado, y observar cómo, poco a poco, Dios va tocando y moldeando cada alma. Es en cada plática, en cada momento de oración, en cada encuentro con los demás peregrinos, donde hemos visto cómo se va construyendo esta experiencia.

Para mí, este Encounter Magdala ha sido un verdadero gozo. No solo por participar en la organización, sino por poder ver el amor misericordioso de Cristo reflejado en cada uno de nosotros. He sentido su llamado que nos invita a remar mar adentro y soltar las redes, a ir a lo profundo del corazón. Es ahí donde se vive verdaderamente la Tierra Santa: en el encuentro con los peregrinos, y en la oportunidad de entrar en relación con un Dios que se ha hecho carne por amor a cada uno de nosotros.

No me queda más que dar gracias. Gracias a cada miembro del staff, a nuestro incansable equipo de voluntarios, a los ponentes, colaboradores, a la Universidad Francisco de Vitoria, a los padres y consagradas… y, sobre todo, gracias a Dios, que una vez más ha salido a nuestro encuentro y nos ha regalado una semana llena de gracia y una misión que todos llevamos ahora en el corazón: extender su Reino y ser esa familia de Magdala que quiere crecer en el amor.

Hasta el próximo Encounter Magdala… o mejor dicho, hasta el siguiente Rabbuní.

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