


6. Venidos de todo el mundo: La universalidad de la Iglesia
En aquellos días de fiesta en Jerusalén, había venido gente de medio mundo: partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, forasteros romanos..., y todos hablaban "las maravillas de Dios". Porque Dios no hace distinciones, con el Espíritu Santo ha llegado el tiempo de la universalidad, todos estamos llamados a la santidad. La Iglesia nace para acoger a todos, sin distinción, y su misión alcanza a toda la tierra, si nos dejamos alcanzar por el Espíritu Santo.
Escuchar en Spotify