Nuestra historia con Magdala
Para mi primera visita a Israel, en el 2016, mi esposo Jim y yo contratamos a un guía privado para que nos presentara la Tierra Santa. David era un judío secular que llegó a la tierra de sus antepasados desde Australia y, aunque era muy amable y divertido, a medida que continuábamos la peregrinación, pensábamos que tal vez hubiera sido mejor haber buscado una peregrinación un poco más cristiana que tuviera un impacto espiritual más profundo. Entonces, un día, David nos llevó a Magdala.
Recuerdo que él nos dijo: “En mi deber como guía y en el de ustedes como cristianos, debo llevarlos al lugar en Galilea donde, les puedo asegurar, encontrarán a Jesús”. Nos recibieron unos voluntarios que, al mismo tiempo, nos introdujeron al P. Juan Solana, el cual estaba sentado bebiendo café en el modesto centro de visitantes. Tuvimos una visita privada por el sitio con Rachel Leach, la coordinadora de voluntarios de ese entonces. Ella nos llevó por la sinagoga del primer siglo, por el resto de la arqueología y, después, al centro de oración Duc In Altum, lugar que me transformaría para siempre…
Magdala era diferente a cualquier lugar que había visitado. La diferencia era que, como dijo David, ahí encontraría a Jesús. Lo encontré en las antiguas calles, con miles de galileos siguiéndolo, incluyendo a una mujer desesperada buscando a un salvador. Lo encontré en los mikvaot, purificándose antes de entrar a la sinagoga. Lo encontré en la sinagoga al frente de la piedra de Magdala, con los rollos de la Torá abiertos en el altar. Lo encontré en una de las capillas de los mosaicos de Duc In Altum, llamándome y agarrando mi mano. David tenía razón, encontré a mi Jesús.
Cuando regresamos a casa, mi esposo y yo no podíamos quitarnos a Magdala de la cabeza y, en respuesta, comenzamos a comunicarnos con el P. Juan. Un año y medio después, en junio de 2018, él nos visitó en nuestro hogar en Charlotte. Lo acogimos hospitalariamente, hicimos un paseo en barca y lo llevamos por primera vez a Waffle House. Al final de nuestra visita, el P. Juan nos dijo que mientras oraba en la habitación de nuestra casa que le habíamos ofrecido, el Espíritu Santo le reveló que mi marido y yo estaríamos involucrados en la creación del centro de visitantes de Magdala. Nos preguntó: “¿Se sienten llamados a esto?” Como desarrollador inmobiliario retirado, mi marido Jim es un visionario creativo que ayudó a cambiar el panorama de la ciudad de Charlotte en los últimos 30 años. Algunas veces te preguntas por los llamados del Espíritu Santo, pero a veces los escuchas altos y claros. ¡Dijimos que sí!
Han sido unos cuatro años increíbles de oración y preparación. Yo, como auxiliar de vuelo retirada, siempre me he sentido conectada a una comunidad global y Magdala me ha llenado con el mismo sentido de conexión. Acá, he hecho amigos para toda la vida y compañeros de oración de todas partes del mundo. Mientras tanto, Jim y el P. Juan han puesto juntos a un gran equipo que ha comenzado a planear lo que será la siguiente fase del plan de Magdala: un centro de visitantes multimedia que acogerá peregrinos en Galilea de todas partes del mundo. Estoy por siempre agradecida con ese guía israelí que nos llevó a Magdala en una caliente mañana de septiembre y nos dijo que allí encontraríamos a Jesús. Como resultado de la visita, la visión de Magdala y todo lo que Dios tiene preparado para el sitio se ha convertido en nuestra estrella guía hacia la celebración del aniversario 2000 de la resurrección de Jesús en el año 2033.
Susan Dulin – Carolina del Norte, USA