Hace un año, en mi primera mañana en Magdala, caminé con Soter, nuestro perro guardián, desde Duc In Altum hasta Cafarnaúm. Los altos juncos formaban un túnel verde vivo mientras bordeaba la orilla del lago. Este camino se cubre de agua en el invierno, abriendo nuevas rutas para los excursionistas en el «Camino del Evangelio» alrededor del Mar de Galilea. A medida que los viejos senderos se vuelven imposibles de seguir, la naturaleza demuestra que siempre se abren nuevos caminos ante nosotros a medida que avanzamos en nuestra peregrinación por la vida.
Hoy, un año después de mi llegada, tengo el privilegio de recorrer los caminos ancestrales de Tierra Santa –también llamada el “Quinto Evangelio”– con muchos de ustedes y de una manera novedosa: a través de las redes sociales. Aunque los caminos de los peregrinos han estado extrañamente tranquilos durante esta pandemia, nuestra peregrinación/retiro virtual ha permitido que cientos de miles de ustedes dejen sus huellas en esta tierra, elevando sus oraciones desde sus santuarios y conociendo a los frailes que cuidan los lugares santos. Les ha infundido vida y les ha permitido, a la vez, animar su espíritu con una esperanza renovada.
Cuando comenzamos a filmar en Galilea a principios de octubre, las temperaturas diarias aún superaban los 38 °C. Tal calor fomenta la formación de una especie de neblina sobre las aguas del Mar de Galilea, lo que dificulta las vistas nítidas del lago. La niebla se puede formar cuando el aire húmedo fluye sobre agua relativamente más fría, pero debido a que el Mar de Galilea se calienta tanto durante el verano, es probable que nuestro aire caliente esté saturado con vapor de agua que se fusiona con las partículas de polvo, creando así una fina nube transparente. Los panoramas permanecían borrosos, día tras día mientras la bruma se pegaba al agua como una nube.
Me encontré preguntándole a Dios por qué eligió guiar a su pueblo peregrino con nubes. «La columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino», escribió Nehemías (Nehemías 9:19). Las nubes, especialmente las que están cerca del suelo, dispersan la luz e impiden la visibilidad. No es de extrañar que el Cantar de los Cantares pregunta:
¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo,
Sahumada de mirra y de incienso
Y de todo polvo aromático?… (Cantares 3:6)
¿Qué es esta nube frente a mí, esta cosa que es difícil de ver e imposible de comprender completamente?
La columna de humo se refiere a la guía de Dios en el Éxodo, y las nubes significan Su presencia en el Monte Moriá, el Monte Sinaí, el Tabernáculo y el Templo. Los carruajes de Dios son nubes, son sinónimos del Cielo, y según la visión mesiánica del profeta Daniel, el Hijo del Hombre es llevado sobre las nubes. Las nubes fueron parte de la Transfiguración y Ascensión de Jesús, y Él vendrá nuevamente sobre las nubes.
Las «columna de humo» y «sahumada de mirra e incienso» del Cantar también parecen apuntar a las nubes de incienso que se usan en la adoración y el culto. Refuerza la realidad de la presencia, la trascendencia, la dulzura y la ofrenda de Dios. No solo representa nuestras oraciones y peticiones elevándose al cielo como se describe en Apocalipsis, sino que el incienso también nubla nuestra capacidad de ver con claridad, una neblina que flota en el aire sobre el altar. Nos recuerda que nuestra visión finita nunca podrá ver claramente o comprender completamente los misterios de nuestro Dios infinito, incluso si nos involucran, fascinan y confunden.
Hemos viajado a Tierra Santa con la Virgen María este mes de octubre, preguntándole, ¿qué es esto que sube del desierto como columna de humo, sahumado de mirra y de incienso?, ¿cuáles son estos 31 misterios de la vida de Jesús, que son tan atractivos y vivificantes, pero tan difíciles de ver e imposibles de comprender por completo? Ha sido algo así como entrar en una nube de misterio con ella… Tenemos días en los que nuestra visión de Dios parece clara como el cristal, seguidos de otros en los que una neblina parece asentarse sobre nuestra fe, esperanza y amor, desdibujando todo. Que estos misterios sigan fascinándonos y convocándonos por nuestras rutas de peregrinos de la vida, siguiendo caminos antiguos y nuevos hacia un Encuentro íntimo con Él.