En un paraje de llanuras desérticas, en medio del desierto del Sin, camino del Monte Sinaí, el Padre Juan nos recuerda que todos los hombres y mujeres tenemos que sentirnos respetados y respetar a los demás y que si vivimos en una relación íntima y cercana a Dios, saldremos ganando. En las dos reflexiones bíblicas, al principio y al final de la catequesis, nos habla de la conversación entre Moisés y su suegro Jetró, y nos da una pequeña introducción de lo que será el gran momento de la peregrinación: la subida al Monte Sinaí y la Alianza de Dios con el pueblo.