Querida Familia de Magdala:
Les mando un saludo muy cordial. En estos días en Magdala estamos en pleno verano… es decir, con mucho calor, dado que estamos a 211 metros bajo el nivel del mar. Pero muy felices ante la perspectiva de un otoño intenso con numerosos peregrinos deseando visitar la Tierra Santa.
En esta ocasión quiero sincerarme con ustedes ante un elemento importantísimo de Magdala que es el Logo, tomado de la roseta esculpida en la superficie de la Piedra de Magdala. Con aprovecho para insistir también en la alegría de tener de nuevo con nosotros la piedra original, como informamos hace algunas semanas.
Fue el verano de 2009. Estábamos por iniciar la construcción del Magdala Center, y como premisa legal teníamos que realizar unas excavaciones arqueológicas. Iniciaron el 27 de julio. En eso años yo dedicaba mis veranos a viajes de promoción de peregrinaciones y a recaudación para Magdala. Así que me encontraba en México. Cada día mi secretario de entonces, Vicente, me enviaba fotografías de los descubrimientos que en los primeros días fueron pocas piedras, algunos muros y poco más. Hacia el 10 de agosto me mandó fotografías un poco más serias: aparecían muchos que constituían una zona edificada…
Volví de México a Israel hacia el 16 de agosto. Traía mucha inquietud y curiosidad de saber qué estaba pasando en Magdala con las excavaciones arqueológicas, pero tuve que dedicar un par de días a pendientes que tenía en Notre Dame. Finalmente me encaminé hacia Magdala, yo sólo, conduciendo mi coche por la carretera del valle del Jordán. Pensaba en el camino y pedía yo a Dios encontrar algo interesante.
Aquí añado una premisa: durante años había yo presentado el proyecto de Magdala con fotografías aéreas, donde mostraba yo la zona arqueológica de los franciscanos, y nuestro terreno al lado norte. Casi invariablemente me hacían una pregunta: “¿padre, esperan ustedes encontrar algo de arqueología?”. Incluso el mismísimo Papa Benedicto XVI me hizo esta pregunta. Mi respuesta sistemáticamente era la misma: “le he pedido a Dios que opte por una de estas dos opciones: o que no encontremos nada o que encontremos algo importante”.
Continuaba yo mi viaje por la depresión del Jordán y me acercaba emocionadamente a Magdala, eran como las 6.00 de la tarde. Me ilusionaba la posibilidad de hallar alguna inscripción, o escultura o algo así, pues me ilusionaba la idea de tener un “tema”, que tomado de la arqueología pudiera ser el símbolo de Magdala. Llegué a Magdala. Tarde preciosa, caliente de verano. Me recibió Waseem, nuestro guardia como un niño que espera a su papá…. Quería mostrarme cada piedra y cada ángulo de lo que estaba ocurriendo allí. Recuerdo que mientras caminábamos hacia las ruinas arqueológicas encontramos una moneda en sobre el piso… Mucha emoción.
Llegamos pues al lugar. Se veían claramente los muros de un edificio cuadrado, del que se habían excavado unos 40 ó 50 centímetros… y casi al centro se advertía sólo la superficie de la piedra de Magdala. En ese momento era difícil adivinar qué habría debajo. Se veía literalmente sólo la superficie. Le hice varias fotos, que mostraría luego a los entendidos de Tierra Santa tratando de identificar qué podrían significar esas figuras. Tengo que advertir que nunca había yo participado activamente en una excavación arqueológica.
El resto es historia. Las excavaciones continuaron y el 13 de septiembre 2009 se comunicó oficialmente a la prensa el hallazgo de una sinagoga del siglo primero… primera en Galilea. Primera de tiempos de Jesús en la zona de Galilea.
Entre tanto alboroto mis primeras fotos de la superficie de la piedra de Magdala pasaron desapercibidas… Sin olvidar que de todos los símbolos hallados en la piedra, la “roseta” era el mayor y más sobresaliente de ellos. No sería sino hasta años más tarde, cuando tratamos de definir Magdala y elaborar todos los elementos de su personalidad institucional, cuando la compañía que trabajaba para nosotros, nos sugirió utilizar esa “roseta” como logo de Magdala. Desde entonces, ese símbolo, sencillo, pero significativo, se convirtió en el logo de Magdala.
Esa roseta ha sido identificada, en el contexto de los demás símbolos, como el velo del templo de Jerusalén. Y por lo tanto, con un significado profundamente religioso, relativo al judaísmo, al templo, a lo más sagrado del Templo; y también importante para el cristianismo, pues el velo del templo, según el evangelista Mateo, “se rasgó de arriba abajo” mientras Jesús moría en el Calvario (Mt 27, 51).
Esperamos que se vaya profundizando en el significado de todos los símbolos de la Piedra de Magdala, y con ellos también en la roseta, para que podamos gustar a fondo toda su expresión y belleza.
¿Por qué dije al inicio “sincerarme con ustedes”…? Porqué habíamos optado por otro logo, que era la barca del mosaico de Magdala, también alusiva a la vida de Magdala del siglo I; pero cuando la compañía nos sugirió la roseta tuve que reconocer que era lo que llevaba yo en el corazón aquella tarde de agosto 2009 mientras viajaba hacia Magdala, y que ese fue el primer símbolo que pude ver con mis propios ojos sobre la superficie de la piedra de Magdala. Regalo de Dios. Sencillo, significativo, precioso. De verdad estoy convencido que cuando Dios quiere algo, se hace.
Mientras les escribo estas líneas estamos proyectando la continuación de los trabajos arqueológicos para el próximo futuro. Les pido su apoyo y oraciones para que sepamos entender bien qué es lo que quiere Dios de este importante aspecto de nuestra querida Magdala.
Con el saludo y la oración de todos aquí en Magdala, me despido de ustedes fraternamente,
Juan María Solana, L.C.
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